lunes, 8 de noviembre de 2010

CELEBRATE AND LIVE MY LIFE

Como ya os había adelantado, Bea vino a visitarme este fin de semana. Visitamos Antibes, fuimos a la playa, estuvimos en Cannes donde nos pegamos una buena comilona con un buen vino como reinas y fuimos el paseo de las estrellas de cine (mi mano es de la talla exacta que la de Julie Andrews, mi ídolo en Sonrisas y Lágrimas) Ah si! También nos metimos en una tienda a “tomar prestado sin retorno” nuestro disfraz de Halloween (esta niña me incita al crimen).
La noche de Halloween salimos por ahí y Bea, disfrazada de cabaretera (para completar su disfraz me pidió prestado un vestido…no sé cómo tomármelo), acabó en los brazos de un romano y yo, de Audrey Hepburn, pasé la noche bailando con un cretino en pijama, que me dio unas agujetas que al día siguiente no podía ni andar.
La visita de Bea, además de traerme muchas risas y "situaciones", también ha provocado que ahora tenga a un viejo continuamente mirándome por la ventana. Os explico: 
Resulta que le conté a Bea que me encantan las ventanas de mi cuarto porque tienen las típicas “tapaderas” (no sé cómo llamarlas) que se abren como las de la película de La Bella y la Bestia, y que el primer día me emocioné y abrí la ventana de golpe mientras cantaba la canción que sale al principio de la película, cuando todo el mundo se asoma a la ventana y empiezan a cantar Bonjour bonjour bonjour. El caso es que Bea hizo la coña de abrir la ventana y cantar a grito pelado lo de Bonjour bonjour con la mala suerte de que un señor que estaba en el balcón de enfrente la vió. Obviamente se quedó flipando y no paraba de mirarnos por la ventana. A partir de entonces, siempre que abro la ventana le encuentro escuadriñándome desde su balcón, y yo cojo y le suelto un bonjour cada día, para quitarle hierro al asunto y que piense que me da igual que nos haya sorprendido cantando y haciendo el panoli.
De las muchas chorradas que se han dicho durante este puente que Bea vino a verme (muchas consecuencia directa de la ingestión de Old Nick, un ron barato que compramos un día sin saber muy bien por qué, supongo que el hecho de que salga un negro en la etiqueta habrá influido jaja) me quedo con esta frase:
Bea: Eres imbécil
Yo: (súper empanada, como siempre) ¿Qué insinúas?
Jajjajajajaja

Y nada, las vacaciones ya terminaron y estoy de vuelta a mi rutina habitual.
En el colegio hay veces que lo paso mal porque es que en los textos aparecen palabras en español que yo ni conozco, y rezo porque los niños no me pregunten qué significan.
El otro día, una niña me preguntó que si era lo mismo ser hedonista que ser epicúreo y me quedé a cuadros. Le dije que sí y cambié de tema rápidamente.
Otro de los problemas que tengo, es que Tito (uno de los vecinos españoles) me está enseñando a hablar un francés “muy chungo” y de vez en cuando en clase suelto palabras que me hacen quedar como un negro del Bronx, así que los niños deben de pensar que son una kinki muy parda.
Los viernes es el día que veo “al alumno mono”. El último día me dijo que conocía algunas palabras españolas: “guapa”, “bonita” y “te quiero”. Juro que me puse un poco rojita y a punto estuve de contestarle tristemente que yo también conocía algunas palabras francesas: “pedophile”, “petit”, entre otras.

En casa todo estupendamente, quitando que la canadiense y yo estamos todo el día comiendo y nos vamos a poner obesas y que vivimos con una marioneta que quiere matarnos.

Un problema que encuentro al vivir con dos anglófonas es que no puedo cantar tranquila sin que se cachondeen de mí. Os explico: yo cuando canto en inglés, muchas veces me invento las letras. Muchas veces ni siquiera estoy cantando en inglés, simplemente estoy siguiendo el ritmo de la música mientras digo “wachu wachu” y cosas que suenan a inglés. El problema es que, aunque podría pasar por estar cantando en inglés a los oídos de cualquier español de pueblo, obviamente a éstas no las engaño y se quedan flipando con mis “letras”. A veces incluso dicen que parece que estoy diciendo algo, como el otro día, que me juraban y perjuraban que había estado cantando en la ducha una canción que decía “I gotta fornicate” (aprovecho el momento para desmentirlo).

Hablando de fornicate…los franceses de la mansión han resultado ser un poco depravados y yo personalmente les tengo pánico. El lado bueno es que siempre nos están intentando emborrachar, supongo que para llevar a cabo sus maquiavélicos planes, pero bueno, no me quejo que el alcohol está muy caro. Además, hay varios actos sospechosos como por ejemplo uno de ellos nos ofreció a Joanna y a mí un tentador viaje a París en noviembre, en el que seríamos invitadas nada más ni nada menos que al torneo de Roland Garros, en una final jugada por el mismísimo Rafael Nadal. Como somos tan pardas, las dos nos emocionamos mucho, y fue como un chorro de agua fría cuando alguien nos dijo que el Roland Garros era en junio, no en noviembre.¡Menudo idiota! Le voy a invitar yo a la feria de Sevilla en enero, a ver qué le parece.

Os dejo una foto de un barco que vimos en Cannes. Fue muy gracioso, porque estábamos paseando Bea y yo por el puerto, comentando lo cursis que eran los nombres de los barcos cuando de repente nos tropezamos con éste:
 Y aquí dejo la foto en la que se demuestra que Sor María de Sonrisas y Lágrimas y yo somos almas gemelas.



Y os comunico que éste es el nuevo hit que interpreto en la ducha de mi casa con mi inglés chuchurrío...(cuando me da por una canción, no la suelto!! Mientras escribía esta entrada la he puesto 20 veces)



1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo de las agujetas con el cretino, Carol... me recuerda aquel email que le enviaste a un profesor sobre trabajos adicionales en su oficina.

Vics