lunes, 1 de julio de 2013

La casa de los horrores

Guten Tag Berlin!!!!

Siento no haber escrito antes, pero en este caso tengo una buena excusa: se me rompió el ordenador y estuve más de un mes incomunicada, y sin ver pelis, ni series, haciendo traducciones a mano, artesanales, de las que ya no se hacen jajajaja pero sobreviví!!!

La verdad que quiero seguir contándoos cómo fueron mis andaduras en Berlín desde donde lo dejamos, pero me parece que todo eso pasó hace añooooooos y se me habrán olvidado muchos detalles suculentos.
Nunca deja de sorprenderme cómo pasa el tiempo cuando te pasan tantas cosas...

Bueno, encontré casa en Berlín. La casa estaba en puro centro de la ciudad. Buenos paseos, me di yo en mi primera etapa berlinesa por La Puerta de Bradenburgo, la Isla de los Museos y Unter den Linden. Así que los primeros días os podéis imaginar lo contenta que estaba, después de vivir dos semanas en un hostal, tenía mi casita en el centro, y viviendo con gente joven y NORMAL. Aquí me veo obligada a hacer un inciso porque creo que en la entrada anterior se me olvidó recalcar lo rara que es la gente en Berlín. Encontré anuncios de piso de todos los tipos: vegetarianos, nudistas, nazis, homosexuales...La gente estaba como pirada, de hecho hubo un amigo mío que se encontró con que los habitantes del piso que iba a visitar habían montado un sing star entre mucha gente para decidir quién iba a ser su nuevo companiero de piso jajajaja. Es decir, además de ser difícil encontrar un piso que estuviese bien, más difícil aún era encontrar un piso donde hubiese gente con la que quisieses vivir. Así que después de pasarme dos semanas viendo gente friki, aquel pisito en el centro, con compañeros de piso que parecían normales, comían carne, llevaban ropa, etc, pues aquello me parecía un lujo!!


Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que empezaron a pasar cosas raras...

HECHOS ESCALOFRIANTES:

-Una rusa peligrosa: La señora que nos alquilaba el piso abría con su propia llave, se presentaba sin avisar, incluso cuando no estábamos en casa, no se cortaba nada (sabíamos cuándo venía porque movíamos una mesa y ella tenía una especie de manía especial con que esa mesa, que tenía que estar a un lado del salón, por lo tanto cuando no estábamos en casa poníamos la mesa en el centro y si cuando volvíamos la mesa estaba a un lado, sabíamos que la seniora HABÍA ESTADO AHÍ). Tachán tachán.

La mesa

-Niña que entra en la cocina "como Pedro por su casa" (wie Klaus in seinem Haus): resulta que un día estaba cocinando y entra una chica española que no conozco de nada con su llave y me dice que ha venido a cocinar porque ella vive con la rusa que nos alquilaba el piso y les han cortado la electricidad porque la señora no paga las facturas...y que la señora, ni corta ni perezosa, le ha dado las llaves de nuestro piso y le ha dicho que vaya a nuestra casa a hacer hamburguesas...si, si, SURREALISTA pero cierto. Encima cuando le dije a la señora que no podía darle nuestra llave a quién le diese la gana, la señora me suelta muy sorprendida: "ay, pero si es española...pensaba que os haríais amigas!!"

-Ofertas en Supersol:  Nos empezaron a desaparecer detergentes y otros productos de limpieza, por lo que sospechábamos que la señora en vez de ir al súper a comprar sus cosas se paseaba por nuestra casa como si fuese el Supersol.Además, una de mis compañeras de piso se autodenominaba "friki de la limpieza" y se hacía exportar valletas y esponjas de lavar los platos directamente desde Suiza (eso sí, ella decía sin ningún tipo de reparo que solo se duchaba una vez al mes...porque le daba asco tocar la bañera con los pies...pffffff vamos, que era una friki de la limpieza bastante guarra...)

Finalmente, me puse a buscar otro piso porque además de que todo esto me parecía bastante siniestro,  me pelee con la seniora, acabó diciéndole a mi compañera de piso (palabras textuales, léase con voz de rusa): "todo errra perrrfecto hasta que llegó Katarrrrrina" jajjajajaajja

Que cómo acabamos tan mal??? Bueno, primero por lo de que entraba cuando le daba la gana y encima repartía nuestras llaves por ahí como caramelos. .Y segundo porque resulta que yo necesitaba un papel que es bastante imprescindible en Alemania que se llama Anmeldung. Este papel lo necesitas para todo, desde para abrirte una cuenta en el banco hasta para hacerte un carné en la biblioteca. Por supuesto, lo necesitas para trabajar. Así que yo lo necesitaba y se lo pedí a la señora. Bueno, pues fue decirle que quería ese papel (porque lo necesitaba) y ya todos mis compañeros de piso montaron un pifostio para tener ese papel también (a pesar de que no lo necesitaban) y claro, como todo ese piso era un poco turbio (pensamos que era un poco todo ilegal, que lo estaba subarrendando ilegalmente, le pagábamos en negro, etc) pues se armó una buena. Vamos, que acabé montando la revolución en la casa por el dichoso papelito jajajaja lo gracioso es que, los que me conocéis, sabéis que soy la persona más pacífica del mundo, y estoy a mi bola y no me entero de nada, pero es que resulta que sin comerlo ni beberlo me convertí como en un especie de Che Guevara de la casa de los horrores e inicié una revolución jajajaja.

Pero bueno, yo encontré otro piso, y afortunadamente el 1 de diciembre yo ya estaba fuera...Por cierto que cuando dije que me iba, todos mis compañeros de piso dijeron que se iban también...ya os digo que me hice una especie de líder rebelde, pero que yo estaba en mi mundo, no he sido consciente de la que lié hasta que han pasado los meses...jajaja. .

Pero SIN DUDA lo más gracioso fue esto: (y algunos pensaréis que soy cruel por encontrarlo gracioso...pero es que ahora mismo me estoy acordando y es que me parto):
Resulta que a los pocos días de estar yo en mi nuevo piso, me llama el danés que vivía conmigo en La casa de los horrores súper nervioso diciendo que la señora se había cabreado porque nos íbamos todos y como venganza se había metido en la casa y había cogido todas las cosas del danés (ipad, ropa, TODO) y había encerrado todas sus cosas en un sótano bajo llave.
En fin, le dije que llamara a la policía porque eso ya era robo directamente, así que él llamó a la policía y se lió una buena. Cuando llegué me encontré al danés de patitas en la calle con su colchón y todo en mitad de la acera jajajajaja diciéndome que la policía se acababa de ir y le había tomado declaración y no sé qué, y encima, ENCIMA me cruzo con la rusa que sin inmutarse estaba enseñándoles el piso a nuevos inquilinos. Obviamente no me corté y les dije que no vivieran ahí, les empecé a contar todas las locuras de La casa de los horrores y la señora empezó a intentar dejarme mal diciendo que yo era una loca que había vivido en su casa y que me gustaba de vez en cuando montar un teatrillo (lo peor es que lo consiguió y un chico se quedó a vivir en la casa a pesar de todo lo que les dije...)

En fin...como véis, la vida de una española en Berlín no es fácil!!! pero ahí queda la anécdota para la posteridad!!!!

PRÓXIMO CAPÍTULO. Viki visita Berlín+Mi nueva vida bohemia

jueves, 28 de febrero de 2013

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Lo prometido es deuda, y paso a relataros el primer capítulo de mi aventura berlinesa. Si no soy vaga, en unas pocas entradas conseguiré poneros en contexto y retomaré el blog al ritmo normal y cotidiano.

Llegué a Berlín el 29 de septiembre. Con una mano delante y otra detrás como se dice, es decir, sin trabajo, sin hablar muy bien el idioma, sin conocer muy bien la ciudad, pero con algún que otro conocido. Tenía miedo, sí, pero también ilusión por vivir una nueva aventura, y muchas ganas de aprender cosas nuevas.

Nada más aterrizar, me dirigí al metro para ir a mi hostal e instalarme. En el metro tuve la suerte de conocer a un chico israelí que venía a pasar unos días de vacaciones en casa de un amigo suyo. Estuvimos hablando durante el trayecto, con la feliz casualidad de que la casa de su amigo estaba al lado de mi hostal. Nos intercambiamos los números para estar en contacto.
Aquella misma noche, mi-nuevo-mejor-amigo-en-Berlín (el único, para ser exactos) me escribió para quedar en Alexanderplatz y salir de fiesta con sus amigos. No tenía otro plan y, aunque salir de fiesta con un tipo que has conocido en el tren y sus amigos, que ni siquiera has visto, parece algo que jamás haría en Madrid, aquí se trataba de vivir a la aventura, de conocer gente, de agarrar oportunidades. Y tengo que decir que aquella primera noche en Berlín fue genial, una noche que jamás olvidaré: fuimos a un pequeño Oktoberfest que habían montado en Alexanderplatz, con puestos de comida, música y gente disfrazada como los típicos tiroleses, y en ese ambiente tan alegre y exótico, puede disfrutar de unas cervezas con gente de lo más interesante. Mis nuevos amigos eran:

-Dos chicos israelís uno de ellos el chico del tren, que además su abuela fue una de las supervivientes de la Lista de Schindler. De hecho, hay una escena en la película en la que llevan a las mujeres a las duchas de un campo de concentración y todas piensan que van a morir, pero no se sabe por qué en vez de gas sale agua, y su abuela fue una de aquellas mujeres. Me estuvo contando todo lo que había vivido su abuela, y cómo se había sentido al ver la película y ver plasmadas sus experiencias, etc. Increíble, ¿no?
-Una alema que era cantante de ópera profesional y trabajaba en la Ópera de Berlín, y que además vivió en la parte este del muro. Por cierto, que hablaba maravillas de la DDR (la parte este del muro) y decía que la gente era mucho más feliz con aquel sistema. WOW.
-Un alemán, la mar de gracioso por cierto, más mayor, que había vivido en la parte oeste. Resultaba muy interesante escuchar como discutía con la chica del este, cada uno defendiendo que su parte del muro era mejor que la otra.

Total, que mi primera noche en Berlín me encontraba en un Oktoberfest tomando cervezas con dos alemanes y dos judíos, discutiendo sobre el muro con testimonios de primera mano, y sobre la segunda guerra mundial y las relaciones entre judíos y alemanes. Vamos, que no podría haber vivido una noche más berlinesa ni aunque me lo hubiese propuesto. Recuerdo que en un momento de la noche, con ya el puntito de las cervezas, caí en la cuenta de que tan solo unas horas antes yo había estado en mi casa en Madrid, y que de pronto me encontraba sumergida en un mundo totalmente distinto. Y eso me encanta :)


En fin, mi primera semana fue de lo más divertida. Gracias a este chico del tren, no me faltaron planes, vi sitios interesantes, salí de fiesta, fui a restaurantes originales, y disfruté cada día de la compañía de un grupo de lo más simpático, hacían bromas diciendo que habían adoptado a una española en Berlín, y verdaderamente me sentía como una más, en especial hice muy buenas migas con el chico del tren. Supongo que el hecho de que fuese la primera persona que conocí aquí y que "cuidó" de mí, influyó bastante y verdaderamente me sentía como si le conociese de mucho más tiempo (desgraciadamente, aquel grupo de amigos estaba de paso, por lo que fue una amistad bastante efímera).


Así que aquellos primeros días en Berlín fueron de los más divertidos, a pesar de que era una homeless viviendo en un hostal. Y es que resulta que llegué a Berlín en la peor época posible para buscar piso: a principios del semestre universitario. Es decir, había un montón de demanda de pisos porque todos los estudiantes habían llegado a Berlín, pero no había tantos pisos porque Berlín está bastante deshabitado en comparación con otras ciudades europeas y no tiene tantas casas. Eso, y otra serie de circunstancias (nuevas leyes de Angela Merkel y otros factores económicos que no me voy a poner a enumerar aquí), provocaron que fuera extremadamente difícil encontrar piso por aquellas fechas.
En los hostales todo el mundo andaba como loco buscando, se oían historias de gente que se tiraba meses deámbulando por hostales, yo misma conocí a una italiana que llevaba como tres meses viviendo en el hostal y que contaba historias de gente que había estado hasta 6 meses en esa situación. Fue muy gracioso, porque esta chica italiana era peluquera y cuando decidió volverse a Italia lo hizo no porque no encontrara piso o porque no hubiese trabajo, se fue porque no aguantaba "los pelos horribles de la gente". Y es que Berlín es una ciudad donde las apariencias no importan, y no es extraño encontrarte a un ejecutivo con su traje, corbata y todo, que lleva por tocado unos moños de colores (verídico, y jamás he lamentado tanto no tener cámara en el móvil).
Tener el pelo de colores, piercings, tatuajes o no lavarte no influye para nada en esta ciudad. Incluso he visto a chicos con las uñas pintadas!!!! A la gente parece que le importa un comino como vistas, de hecho, si te arreglas demasiado te mirarán raro y te preguntarán estupefactos ¿"por qué te arreglas?" Es bastante curioso como se pasan todos los cánones de belleza y el buen gusto por el forro. Recuerdo una de mis primeras noches que salí de fiesta vestida normalita, con la misma ropa con la que había ido a clase de alemán, y ya sabéis que yo tampoco es que sea Madame Bovary, y hubo un momento de la noche en el que empecé a mirar a mi alrededor las pintas que llevaba la gente y me sentía disfrazada, fuera de lugar.

Bueno, lo que os estaba contando, que me he ido por las ramas: vivía en un hostal. Y no rodeada de gente normal, precisamente. Mi primera semana estuve en una habitación con ocho chicas. Con la suerte de que debajo de mí cama dormía una chica a la que le daban espasmos por la noche (mi litera temblaba como un tsunami) y encima hacía ruidos súper raros, relinchaba. Es la única palabra que se me ocurre para describir ese sonido. Y claro, yo encima pasaba vergüenza por las mañanas con las otras chicas porque ¿quién sabe? a lo mejor pensaban que era yo la que relinchaba como un pony por las noches, después de todo compartía litera con la relinchos, y por lo tanto el sonido claramente provenía de ese lado de la habitación.
Tras una semana viviendo en ese hostal, surgió un contratiempo: no podía quedarme más tiempo ahí porque no había reservado con antelación y no quedaba más sitio (¡¡¡¡era un hostal con mil camas!!!! ¿¿cómo iba yo a pensar que se iban a quedar sin sitio???) pero así os podéis hacer una idea de cómo estaban las cosas, para que veáis que no exagero cuando digo que había demasiada gente en Berlín para tan poca casa.
Total, que tuve que emigrar a otro hostal...un hostal que tenía unas pintas infrahumanas, pero era lo único que pude encontrar por un buen precio (y tan bueno...10 euros la noche, pero os podéis imaginar el antro...). Esta vez me tocó en la habitación con dos chicos: uno estaba buenecillo, y además se paseaba medio en bolas jajaja pero el otro era un polaco que era súper pesado!!! Además me tiraba los trastos de la manera más cutre en la que jamás me los han tirado en mi vida, unos trastos low-cost, como quien dice.

Polaco: voy a llevarte a un sitio a cenar, ya verás, es un sitio en el que se come muy bien, y yo te invito bla bla bla bla...
(pausa)
¿...te gusta el kebab?

jajajajajajajajajajajajajaja
¡¡¡¡Cutre!!!!

Afortunadamente solo pasé un fin de semana en ese hostal, y me volví al antiguo en cuanto pude. A pesar de que insistí en que me pusiesen en una habitación de solo chicas, no les quedaban, así que me volvieron a poner en una mixta, es decir, en una de chicos, porque todos los chicos piden habitaciones mixtas y todas las chicas piden habitaciones solo de chicas. Esta vez me tocó con un viejo súper maloliente (os prometo que me ahogaba cuando entraba en la habitación) y eso sí, un par de argentinos la mar de salaos con los que me podía reír del viejo maloliente. Además era muy gracioso porque el maloliente siempre se empeñaba en hablarme y entablar conversaciones y a mí llego un punto en que me daba muchísima pereza, por lo tanto cada vez que oía que se abría la puerta me hacía la dormida, y si era uno de los argentinos se partía de la risa proque sabía que me estaba haciendo la dormida por temor a que me abordara el maloliente.

Finalmente, después de dos semanas cuando ya estaba desesperándome en aquel maldito hostal, encontré un piso...pero ese piso resultó ser al final un auténtico fiasco...

En el próximo capítulo: una rusa estafadora, extraños que vienen a cocinar a tu cocina, el ladrón de detergentes, una muestra de amistad sin límites, la policía, y un danés de patitas en la calle. ¡No os lo perdáis!



How does it feel
To be without a home
Like a complete unknown
Like a rolling stone?


lunes, 21 de enero de 2013

"Tu alma es el mundo entero"


Escribo hoy con el firme propósito de reanudar este blog.
Ha pasado más de un año desde que escribí la última entrada... no es que haya dejado de escribir, eso nunca, pero lo cierto es que me he decantado más por los diarios personales durante este último año. Son más divertidos, y también más interesantes puesto que la idea es que nadie más que tú va a leerlos, por lo tanto no existe la censura, dejas volar tus pensamientos sin importarte si están ordenados o no, plasmas tus sentimientos en cada hoja sin esconder nada, y cuando vuelves a descubrir uno de aquellos viejos diarios, diez años más tarde, es como hablar contigo misma y ver a la personita que eras entonces, y aunque te des cuenta de que eras una muy muuuuy tonta, no puedes evitar explotar en carcajadas, ruborizarte, llorar...algunas bombillitas se encienden, recuerdos sumergidos vuelven a salir a la superficie. Vuelves a reencontrarte con esa vieja amiga, a la que tantos buenos consejos podrías darle ahora. En fin...encontrar un viejo diario y sumergirse en su lectura, es uno de los viajes más divertidos y emotivos que pueden emprenderse. Por todo esto, opté por dejar el blog a un lado y volver a la intimidad de mis diarios, con el pensamiento de que dentro de muchos años, me gustará no solo leer las anécdotas divertidas, sino también meterme en la cabecita y en el corazón de esa persona que soy ahora.
Sin embargo, aunque comencé a menospreciar el blog, hace poco releí algunas de las entradas de My Cotton Candy World y algunas de mis historias niçoises de Las Empanadas, y también disfruté muchísimo (aunque reconozco que algunas de las tonterías que escribo me hacen pasar un peu de vergüenza). También influyó el hecho de que una gran amiga que llevaba 6 meses sin ver, me animase a escribir mis nuevas aventuras en el blog, ya que apenas podía contener la risa cuando le ponía al día de las cosas que me habían pasado en estos últimos meses.

En realidad, para seros sincera, tampoco creo que mi vida sea nada del otro mundo. Mucha gente me dice que es increíble las cosas que me pasan, que tengo un imán para los sucesos extraños. Pero yo no lo veo así. Considero simplemente que:

1) Me gusta hacer cosas nuevas, por lo que siempre hay algo nuevo que contar. También me gusta viajar y no me asusta probar suerte fuera de mi ciudad o de mi país. Y como dijo Asmus "cuando uno realiza un viaje, tiene ya algo que contar".
2) Me gusta tomarme las cosas con sentido del humor. Algunas personas tienen vivencias que ellos mismos consideran irrelevantes y poco interesantes pero, si se presta atención, se reflexiona sobre lo sucedido y se añaden las respectivas dosis de buen humor, la anécdota puede verse con un prisma diferente, y resultar algo digno de ser contado, con suerte, incluso algo capaz de arrancar una carcajada a tu interlocutor.

Por lo tanto, me propongo contar mis nuevas historias en el blog. Me temo que antes de poder contaros las más recientes, deberé poneros en contexto, ya que ha habido muchos cambios en este último año. De momento, estoy viviendo en Berlín, ahí lo dejo y nos vemos en la siguiente entrada donde procederé a contaros cómo demonios he llegado hasta aquí.

Bendiciones y buena suerte ;)

Un mundo donde te movías como un caballo de ajedrez que se moviera como una torre que se moviera como un alfil.
(Julio Cortázar, Rayuela).

PD: la frase del titular es de Herman Hesse, concretamente de la obra Siddharta. No es que os recomiende el libro porque no me gustó especialmente, pero si os recomiendo El lobo estepario del mismo autor. En fin...estoy loca con las frases, ya lo sabéis!!!

La rueda gira (La roue tourne)


...finalmente no encontré lo que buscaba, y por poco me quedo encerrada en un cementerio...

...pero gracias a una Carolina que abandonó este mundo hace muchos años, pude disfrutar de este maravilloso atardecer en Niza.




Una forma extraña de romper el silencio tras un año, ¿no?