Tráeme el desayuno,
te cubriré de besos,
te gustará seguro.
Enredaré mis piernas a tu cuerpo,
te diré mil cosas en silencio.
Nos darán igual los despertadores,
desaparecerán pijamas y camisones.
Haremos tortitas, galletas, o nada
haremos locuras bajo las sábanas.
Dejaré que tu cabeza repose en mi almohada,
te diré tonterías mientras deshacemos la cama.
Cantaré a tu oído una melodía solo nuestra
me haré la dormida, o me haré la despierta.
Tráeme el desayuno
todos los días o siempre,
pero sin reproches ni cianuro
como lo hacen otra gente.
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